viernes, 17 de agosto de 2012

TERAPIAS DE CAMBIO DE ORIENTACION SEXUAL NO TIENEN JUSTIFICACION MEDICA

OPS advierte que “terapias” de cambio de orientación sexual no tienen justificación médica y amenazan bienestar de personas

 

Washington, D.C., (OPS/OMS) — Los supuestos servicios de “curación” de personas con orientación sexual no heterosexual carecen de justificación médica y representan una grave amenaza para la salud y el bienestar de las personas afectadas, señala un posicionamiento técnico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), lanzado el 17 de mayo, que conmemora el Día Internacional contra la Homofobia.
El documento hace un llamado a los gobiernos, a las instituciones académicas, a las asociaciones profesionales y a los medios de comunicación a que expongan estas prácticas y promuevan el respeto a la diversidad. Un 17 de mayo, 22 años atrás, la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud removió a la homosexualidad de la lista de trastornos mentales cuando aprobó una nueva versión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades (CIE).
“Ya que la homosexualidad no es un trastorno o enfermedad, no requiere cura. En consecuencia, no existe indicación médica para el cambio de orientación sexual”, observó la Directora de la OPS, doctora Mirta Roses Periago. Añadió que las prácticas conocidas como “terapias reparativas” o “de reconversión”, representan “una grave amenaza para la salud y el bienestar, inclusive la vida, de las personas afectadas”.
El documento técnico de la OPS señala que existe un consenso profesional en que la homosexualidad es una variación natural de la sexualidad humana y no se puede considerar como una condición patológica. Sin embargo, varios órganos de las Naciones Unidas han constatado que aún existen supuestas “clínicas” o “terapeutas” que promueven tratamientos que pretenden cambiar la orientación sexual de personas no heterosexuales.
En este posicionamiento técnico se observa que no existe ningún estudio científico riguroso que demuestre la eficacia de los esfuerzos de cambio de orientación sexual. Al mismo tiempo, constata que hay muchos testimonios sobre los daños graves a la salud mental y física que estos “servicios” pueden causar. La represión de la orientación sexual ha sido asociada con sentimientos de culpa y vergüenza, depresión, ansiedad, e inclusive suicidio.
Como factor agravante, se han recibido reportes de que los tratos degradantes, el acoso sexual y la violencia física suelen ser o pueden ser elementos que componen las supuestas “terapias”. Resulta “más inquietante”, señala el documento, que los supuestos servicios de “reconversión sexual” muchas veces se presten de manera clandestina. También se ha recibido información de adolescentes que fueron sujetos a intervenciones de “reparación” de manera involuntaria, y en algunos casos hasta privados de su libertad e incomunicados por varios meses, indica este posicionamiento técnico.
“Estas prácticas son injustificables y deben ser denunciadas y sujetas a sanciones y penalidades dentro de la legislación nacional”, observó la doctora Roses. “Las supuestas ‘terapias de reconversión’ constituyen una violación a los principios éticos de la atención de salud e infringen los derechos humanos de las personas afectadas protegidos por regulaciones internacionales y regionales”, subrayó.
Para enfrentar este reto, el documento de la OPS presenta una serie de recomendaciones para varios sectores, como los gobiernos, las instituciones académicas, las asociaciones profesionales, los medios de comunicación y la sociedad civil. Entre las recomendaciones figuran:
 Que las terapias de “reconversión” o “reparativas” y las clínicas que las ofrezcan sean denunciadas y se apliquen las sanciones correspondientes.
 Que las instituciones públicas responsables de la formación de profesionales de la salud incluyan en sus esquemas curriculares cursos de sexualidad humana y salud sexual con enfoques de respeto a la diversidad y de eliminación de actitudes de patologización, rechazo y odio hacia personas no heterosexuales.
 Que las agrupaciones profesionales diseminen entre sus miembros documentos y resoluciones de instituciones y agencias nacionales e internacionales en las que se hace un llamamiento a despsicopatologizar la diversidad sexual y a prevenir el uso de intervenciones dirigidas a cambiar la orientación sexual.
 A nivel de los medios de comunicación, la homofobia, en cualquier de sus manifestaciones y expresada por cualquier persona debe ser expuesta como un problema de salud pública, de atentado a la dignidad y a los derechos humanos
 A nivel de organizaciones de la sociedad civil, pueden desarrollar mecanismos de vigilancia ciudadana para reconocer violaciones de derechos humanos de personas no heterosexuales y denunciarlas a las autoridades correspondientes.
Este año, la OPS cumple 110 años y es la organización de salud pública más antigua del mundo. Trabaja con todos los países del continente americano para mejorar la salud y la calidad de la vida de las personas de las Américas y actúa como la Oficina Regional para las Américas de la OMS.

“CURAS” PARA UNA ENFERMEDAD QUE NO EXISTE

Las supuestas terapias de cambio de orientación sexual carecen de justificación médica y son éticamente inaceptables
Introducción
Innumerables seres humanos en el mundo viven rodeados de rechazo, maltrato y violencia porque son percibidos como “diferentes”. De entre ellos, millones de personas son víctimas de actitudes de recelo, desdén y odio irracional por causa de su orientación sexual. Estas expresiones de homofobia se cimientan tanto en la intolerancia derivada del fanatismo ciego como en una displicencia pseudocientífica que etiqueta los comportamientos sexuales no heterosexuales y no procreativos como “desviaciones” o resultados de “defectos en el desarrollo”.
Sean cuales fueren sus orígenes y manifestaciones, la homofobia siempre tiene efectos negativos sobre la persona, sobre sus familiares y allegados, y sobre la sociedad en general. Abundan las historias y testimonios de sufrimiento; de sentimientos de culpa y vergüenza; de descalificación social; de amenazas e injurias; de personas brutalizadas y torturadas al punto de causarles lesiones y cicatrices permanentes e incluso la muerte. En consecuencia, la homofobia es un problema de salud pública que necesita ser enfrentado de manera enérgica.
Cualquier expresión de homofobia es lamentable, pero los daños que por prejuicios, ignorancia e intolerancia pueda causar un profesional de la salud son absolutamente inaceptables y deben ser evitados bajo cualquier circunstancia. No sólo es de fundamental importancia dar un trato digno y respetuoso a toda persona que utiliza los servicios de salud; también es crítico prevenir la aplicación de teorías y modelos que pretenden hacer de la homosexualidad una “desviación” o una opción que se puede modificar con “fuerza de voluntad” o con supuestos “apoyos terapéuticos”.
En varios países y localidades de la región de las Américas se ha constatado la promoción continuada, por parte de supuestas “clínicas” o “terapeutas” individuales, de servicios de “cura” de la orientación sexual no heterosexual, enfoque conocido como “terapia reparativa” o de “reconversión”.
Es más inquietante que estos servicios muchas veces se presten no sólo fuera de la escena pública, sino además de manera clandestina. Desde los puntos de vista de ética profesional y de derechos humanos protegidos por tratados y convenciones regionales y universales tales como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y su Protocolo Adicional (“Protocolo de San Salvador”) se trata de prácticas injustificables que deben ser denunciadas y sometidas a las sanciones que correspondan.
La homosexualidad como variación natural y no patológica
Cualquier esfuerzo dirigido a cambiar la orientación sexual no heterosexual carece de justificación médica, ya que la homosexualidad no se puede considerar como una condición patológica.
Existe un consenso profesional en que la homosexualidad representa una variación natural de la sexualidad humana sin ningún efecto intrínsecamente dañino para la salud de la persona o la de sus allegados. En ninguna de sus manifestaciones individuales es un trastorno o enfermedad y por eso no requiere cura. Por esa razón, hace ya varias décadas la homosexualidad fue removida de los sistemas de clasificación de enfermedades
La ineficacia y el carácter dañino de las supuestas “terapias de reconversión”
Además de carecer de indicación médica, no existe evidencia científica de que los supuestos esfuerzos de cambio de orientación sexual sean eficaces. Mientras que algunas personas logran limitar la expresión de su orientación sexual en su comportamiento, su orientación misma generalmente aparece como aspecto integral individual que no puede ser cambiado. Al mismo tiempo, abundan los testimonios sobre los daños a la salud mental y física que produce la represión de la orientación sexual. En 2009, la Asociación Psicológica Americana condujo una evaluación de casos de personas sometidas a intervenciones de “reconversión”.
No solamente no se han podido demostrar cambios en su orientación sexual, sino que se ha observado que el intento de cambiar se asocia con depresión, ansiedad, insomnio, sentimientos de culpa y vergüenza e inclusive se han reportado ideaciones e intentos de suicidio. En vista de esta evidencia, imbuir en un paciente la idea de que tiene un “defecto” y de que debe cambiar, constituye una violación al primer principio ético de la atención de la salud: “lo primero es no causar daño”. Esto afecta el derecho a la integridad personal y a la salud, sobre todo en su esfera psicológica y moral.
Reportes de violaciones a la integridad personal y otros derechos humanos
Como factor agravante, las “terapias de reconversión” se deben considerar como amenazas al derecho a la autonomía y a la integridad personal. Existen varios testimonios de adolescentes que fueron sujetos a intervenciones de “reparación” de manera involuntaria, muchas veces por iniciativa de sus familias. En algunos casos, las victimas fueron internadas y privadas de su libertad, llegándose a veces al extremo de mantenerles incomunicadas durante varios meses.
Los testimonios dan cuenta de tratos degradantes, humillaciones extremas, violencia física, condicionamiento aversivo con choques eléctricos o sustancias eméticas e inclusive acoso sexual e intentos de violación “reparativa”, especialmente hacia mujeres lesbianas. Estas intervenciones violan la dignidad y los derechos humanos de las personas, independientemente de que su efecto “terapéutico” sea nulo e incluso contraproducente. En estos casos, el derecho a la salud no ha sido protegido de acuerdo a las obligaciones regionales e internacionales establecidas en el Protocolo de San Salvador y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Conclusión
Un profesional de salud que se presta a hacer “terapia reparativa” se está alineando con prejuicios sociales y mostrando una ignorancia crasa en materia de sexualidad y salud sexual. Al contrario de lo que mucha gente cree o presume, no existe ninguna razón – excepción hecha del estigma resultante de estos prejuicios – por la cual las personas homosexuales no puedan gozar de una vida plena y satisfactoria. La función de los profesionales de la salud es la de no causar daño y ofrecer apoyo al paciente para reducir sus quejas y problemas y no para hacerlos más severos. Un terapeuta que juzga a un paciente no heterosexual de tener comportamientos “desviados”, además de lastimarle, agrava sus problemas. Las llamadas “terapias de reconversión” o “reparativas” carecen de indicación médica y representan una grave amenaza a la salud y a los derechos humanos de las personas afectadas. Son prácticas injustificables que deben ser denunciadas y sometidas a las debidas sanciones y penalidades.
La larga historia de psicopatologización
Por siglos, las personas zurdas sufrieron porque se vinculaba el uso de la mano izquierda (“la siniestra”) con averías y desastres, lo que hacía que se las mirara como portadoras de infortunio y de un “defecto constitucional”. Hasta hace no mucho tiempo, se buscaba “tratar” o “corregir” este supuesto defecto, lo que causó a estas personas sufrimiento, humillación, dificultades en el aprendizaje y en la adaptación a su vida cotidiana.
Recomendaciones
A nivel de los gobiernos:  El maltrato homofóbico consumado por profesionales de la salud o cualquier miembro de los equipos de trabajo en servicios de atención sanitaria es violatorio de las obligaciones de derechos humanos establecidas en tratados universales y regionales. Es inaceptable y no debe ser tolerado.  Las terapias de “reconversión” o “reparativas” y las clínicas que las ofrezcan deben ser vetadas y denunciadas para la aplicación de sanciones que correspondan.  Las instituciones que al margen del sector de la salud ofrezcan este tipo de “tratamientos” deben ser consideradas infractoras del derecho a la salud por usurpar funciones que corresponden al sector de la salud y además por causar daños al bienestar individual y comunitario. Las personas víctimas de maltrato homofóbico deben ser debidamente atendidas de acuerdo a protocolos que los apoyen en la recuperación de su dignidad y autoestima, para tratar cualquier lesión física o daño emocional y para proteger sus derechos humanos, en especial su derecho a la vida, a la integridad personal, a su salud y a su igualdad ante la ley.
A nivel de instituciones académicas:  Las instituciones públicas responsables por la formación de profesionales de la salud deben incluir en sus esquemas curriculares cursos de sexualidad humana y salud sexual con enfoques de respeto a la diversidad y de eliminación de actitudes de patologización, rechazo y odio hacia personas no heterosexuales. La participación de estas últimas en actividades docentes contribuye a desarrollar modelos positivos y a eliminar estereotipos comunes acerca de las comunidades y poblaciones no heterosexuales.  La conformación de grupos de apoyo de personal docente y comunidad estudiantil dentro de las instituciones académicas contribuye a reducir el aislamiento y a promover la solidaridad y la formación de vínculos de amistad y respeto entre los miembros de esos grupos. Mejor aún sería la conformación de alianzas de personas de la diversidad sexual que incluyan a personas heterosexuales.  El acoso o maltrato homofóbico consumado por personal docente o estudiantil es inaceptable y no debe ser tolerado.
A nivel de colegios, asociaciones y otras agrupaciones profesionales:  Las agrupaciones profesionales deben diseminar entre sus miembros documentos y resoluciones de instituciones y agencias nacionales e internacionales en las que se hace un llamamiento a despsicopatologizar la diversidad sexual y a prevenir el uso de intervenciones dirigidas a cambiar la orientación sexual.  Las agrupaciones profesionales deben adoptar posicionamientos definidos y claros en materia de protección de la dignidad de las personas y definir acciones necesarias para prevenir y controlar la homofobia como problema de salud pública que tiene efectos nocivos en el goce de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.  La utilización de las llamadas “terapias de reconversión” o “reparativas” debe ser considerada fraudulenta y violadora de los principios éticos de la atención de la salud. Los individuos o instituciones que la realicen deben ser sometidos a las sanciones que correspondan.
A nivel de medios de comunicación:  La representación de grupos, poblaciones o individuos no heterosexuales en los medios se recomienda hacerla con el respeto que merece cualquier persona, evitando estereotipos o humor que se preste al escarnio, maltrato y lesiones a la dignidad y bienestar individual y colectivo.  La homofobia, en cualquiera de sus manifestaciones y expresada por cualquier persona sin distinciones ni fueros, debe ser expuesta como un problema de salud pública, de atentado a la dignidad y a los derechos humanos.
 El uso de imágenes positivas de personas y grupos no heterosexuales, lejos de promover la homosexualidad (en virtud de que la orientación sexual no puede ser cambiada), contribuye a crear una visión más humana y más cercana de la diversidad, disipando temores infundados y promoviendo sentimientos de solidaridad con el prójimo.  La publicidad que incite a la intolerancia homofóbica deberá ser denunciada en virtud de que contribuye a aumentar un problema de salud pública y riesgos para el derecho a la vida, con múltiples facetas siendo las más pronunciadas el sufrimiento emocional crónico, la violencia física y los crímenes de odio.  La propaganda de “terapeutas”, “centros de atención” o cualquier instancia que ofrezca servicios para cambiar la orientación sexual debe ser considerada ilegal y consecuentemente debe denunciarse a las autoridades competentes.
A nivel de organizaciones de la sociedad civil:  Las organizaciones de la sociedad civil pueden desarrollar mecanismos de vigilancia ciudadana para reconocer violaciones de los derechos humanos de personas no heterosexuales y denunciarlas a las autoridades correspondientes. Igualmente pueden reconocer la existencia de personas y instituciones que realicen las llamadas “terapias de reconversión” o “reparativas” y denunciarlas.  Los grupos de auto-apoyo que existan o que se formen en respuesta al acoso y hostigamiento de familiares y allegados de personas no heterosexuales pueden facilitar la conexión con servicios de salud y sociales con el fin de proteger la integridad física y emocional de personas maltratadas, además de denunciar abusos y violencia.  El fomento de las interacciones cotidianas respetuosas entre personas con diferentes orientaciones sexuales enriquece a toda la gente y favorece la convivencia armónica, constructiva, saludable y pacífica.